Un descuento de 2x1 en clases de surf o para disfrutar de un café, incluso platos de entrada en restaurantes o tal vez un 20 % de beneficio para un corte de cabello, son algunas de las opciones que ofrece Plasticoin, un proyecto de economía circular en el que reciclaje y criptomonedas se dan la mano.
Y como el objetivo es fomentar cambios en el "tratamiento irresponsable" que se da a los desechos plásticos en el día a día, este proceso educa y recompensa.
CRIPTOS POR PLÁSTICOS
Juan Rivero es cofundador de este proyecto y, como asegura a Efe, se trata de un procedimiento "bastante sencillo" en el que los interesados deben crear un usuario que les permitirá acumular en su 'billetera' los 'plasticoins' obtenidos por entregar sus residuos de plástico en centros de acopio en Montevideo y Maldonado (sureste).
"Tratamos en cierta manera de buscar una forma de vincular a más personas en la recuperación de envases plásticos, pero también en la limpieza de playas y un poco por la efervescencia del bitcoin, de las criptomonedas y el blockchain (...). Basado en ese conocimiento un poco y en esta inquietud de generar algo que involucrara o masificara tanto el reciclaje y la economía circular", explica.
Si bien el proyecto, que nació en 2020, no se encuentra operativo en alguna 'blockchain', por los costos que conlleva, Rivero detalla que la iniciativa emula su funcionamiento y hasta el momento cuenta con unos 5.000 usuarios.
"Estamos muy contentos porque cada día son más personas las que se suman, cada vez son más plásticos de las personas que retiran de la playa, cada vez más son la cantidad de plásticos. En el primer año de operaciones recibimos en el entorno de las 9 toneladas, pero en el segundo año llegamos a las 30", afirma.
UN MAR DE PLÁSTICOS INTERCAMBIABLES
Uruguay es un país con serios problemas de reciclaje, como muestra la cifra ofrecida por Rivero: de las 450 toneladas diarias de residuos plásticos que se generan en Uruguay apenas se recicla entre un 5 y un 10 %.
Pese a estar "muy lejos" de generar el impacto que buscan, los creadores de este proyecto saben que es "disruptivo" y que "rompe con el esquema" sobre la disposición y gestión de los residuos plásticos.
Por ello, por cada kilo de plástico que son entregados por los usuarios se acreditan 100 'plasticoins' en su cuenta virtual que posteriormente pueden ser intercambiados por beneficios o descuentos en las más de 140 empresas que están afiliadas a la iniciativa, todas ellas vinculadas por su sostenibilidad.
"No nos interesa que la gente nos entregue mucho plástico. Nos ayuda que se eduquen, que reciclen sí lo que no pueden evitar, pero el que pueden evitar a través de productos sustentables, de emprendedores locales, que tengan un cierto valor agregado y vayan en el lineamiento de desplastificar el consumo diario", concluye Rivero.
UNA MANO AMIGA
La empresa recolectora de residuos Taym es la mano amiga en el proyecto de Plasticoin, ya que se encarga de la recepción, transporte y enfardado para el posterior reciclaje en otras plantas de los cientos de kilos de plásticos semanales entregados por los ciudadanos.
Durante las tres jornadas que se desarrollan semanalmente en los dos departamentos (provincias) en los que está presente el proyecto, se recogen un promedio de 800 a 1.000 kilos de plásticos que en ocasiones pueden llegar hasta los 1.300.
Así lo explica a Efe el asesor comercial de esta empresa, Carlos Yosi, quien añade que, tras buscar distintos proyectos para colaborar con la recolección de los residuos, se decantaron por este ecológico con el objetivo de expandirse por el país.
"La idea es, un poco más adelante, tratar de ir a otros departamentos a hacer las jornadas y que sea variable, que sea más informativo para captar más gente y creemos que es una buena solución en varios puntos que no lo encuentran para poder reciclar los residuos domésticos", apunta.
Así, el primer proyecto de moneda ecológica virtual de Uruguay se enfila hacia las nuevas tecnologías de economía circular en la búsqueda de un cambio de paradigma en los procesos de recolección y reciclado de residuos de plástico que permita, como en otros lugares del mundo, un descuento para el transporte público urbano, por ejemplo.
Con información de EFE