Dos personas fueron imputadas este sábado por el caso de cargamento de droga en paquetes de budín y botellas de vermú que fue hallada en Bélgica y salió desde Montevideo, informó la Fiscalía General de la Nación.
Las dos personas cuyas investigaciones fueron formalizadas deberán cumplir con 180 días de prisión preventiva. Una de ellas fue imputada por asistencia al narcotráfico, mientras que la otra por por tráfico de estupefacientes en la modalidad de exportación, señaló el director de Comunicación de Fiscalía, Javier Benech.Una de las personas imputadas es la responsable de la empresa que envió la droga a Bélgica, mientras que la otra fue quien le daba las indicaciones respectivas al camionero que llevó la droga.
En tanto, una tercera persona que también estaba detenida recibió medidas limitativas, pero no formalizó su investigación. De este modo, deberá fijar domicilio, no podrá salir del país y se le retendrá el pasaporte.
Las fiscales del caso señalaron que se trata de una “investigación compleja”, ya que requerirá “exhortos internacionales”, así como “cooperación internacional”. Por lo tanto, indicó Fiscalía, “va a demorar un tiempo en profundizarse”.
La teoría del caso expuesta por la Fiscalía este sábado es que los budines y alfajores se compraron en una cadena de supermercados y luego fueron transportados a un depósito en Canelones, donde se les agregó la cocaína. De allí, partieron a zona franca y luego a la terminal portuaria, de donde salió la exportación.
Por su parte, las defensas negaron la teoría.
Sobre el caso
En los últimos días de diciembre de 2023 se realizaron dos grandes incautaciones de cocaína en el puerto belga de Amberes. La Fiscalía de la ciudad detalló que las capturas totalizaron cerca de 3,4 toneladas.
Una de ellas se produjo el pasado 28 de diciembre, cuando funcionarios aduaneros de la terminal europea descubrieron 2,16 toneladas de cocaína en un barco que previamente había atracado en Montevideo. La sustancia venía disimulada en un container que trasladaba budines marca Portezuelo y botellas de vermú de origen uruguayo.
En Montevideo el contenedor no fue controlado de manera manual, a pesar de que sus características lo hacían encajar en la categoría “de riesgo”.
Según informó El Observador, funcionarios y jerarcas aduaneros coincidieron en que había tres peculiaridades que habrían ameritado la apertura. La primera es que se trataba de una exportación que Uruguay no suele hacer a Europa. La segunda consiste en el hecho de que la mercadería no se compró a los fabricantes, sino a supermercados de la plaza local. Finalmente, la tercera es que el puerto de Amberes es un verdadero concentrador del ingreso de drogas a Europa.
El cargamento entró al puerto de Montevideo el 14 de noviembre, pero antes estuvo en tránsito en Zonamerica, lugar donde los investigadores presumen que se habría introducido el producto ilegal.
Desde la empresa exportadora se explicó al citado medio que la compra fue hecha por una firma de Países Bajos, que pidió cotización por budines, alfajores y vino. La compañía detalló que, a falta del vino solicitado, al comprador se le ofreció vermú, algo que fue aceptado. Una vez cerrada la transacción, el importador neerlandés pidió que la mercadería fuera remitida a Amberes, en la vecina Bélgica.
El caso está siendo investigado tanto en Bélgica como en nuestro país, donde las pesquisas están en manos de la fiscal Stella Llorente.
Amberes, meca europea de la cocaína
Los análisis de las aguas residuales en Amberes realizados recientemente por el Centro Europeo de Vigilancia de Drogas confirmaron que la ciudad tiene el mayor consumo de cocaína en Europa, con un aumento considerable del 50% en solo un año, informó el citado medio. Las concentraciones de droga en las aguas residuales eran 2,5 veces mayores en Amberes que en Bruselas, que ocupa el cuarto lugar en consumo de cocaína en Europa.
Amberes ocupa el primer lugar en el negocio de la cocaína en Europa, y los cárteles ven el megapuerto belga como un objetivo fácil cuando se trata de evadir los controles aduaneros. Aunque las autoridades son muy conscientes del problema, la magnitud del tráfico hace que sea excepcionalmente difícil hacer mella en ese negocio ilegal, y mucho menos asestar algo cercano a un golpe mortal.