El Banco Mundial ha dado malas noticias a Argentina

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El Banco Mundial reduce casi a la mitad la previsión de crecimiento para Argentina por el impacto de la crisis. El PIB crecerá 1,7% en 2018, producto de la depreciación del peso y la sequía en los campos más productivos.

El Banco Mundial ha dado malas noticias a Argentina. La depreciación de 22% del peso frente al dólar en mayo, sumada a la peor sequía de los últimos 40 años en sus campos más productivos, supondrán un frenazo en las previsiones de crecimiento económico para 2018 y tendrá impactos negativos al menos hasta 2020.

En el informe Perspectivas Económicas Mundiales de junio, difundido hoy; la entidad ha reducido al 1,7% la subida del PIB para este año, 1,3 puntos menos que la cifra que dio en enero. Para 2019, los resultados son casi calcados: 1,8% de crecimiento, 1,2 puntos más abajo que las estimaciones de hace sólo seis meses. Para 2020, en tanto, la perspectiva pierde 0,4 puntos.

El Banco Mundial advirtió que la crisis en Buenos Aires tendrá también efectos negativos en Sudamérica. Si se deja de lado la excepcionalidad venezolana, Argentina, la segunda mayor economía después de Brasil, tendrá el registro de crecimiento más pobre de la región.

Sudamérica crecerá 1,3% en 2018 y 2,1% en 2019, según el Banco Mundial. Argentina está por encima del promedio sólo porque la cifra total carga con el lastre venezolano, que este año se derrumbará 14,3% y otros 7 puntos el próximo.

La importancia para Argentina de las nuevas previsiones del Banco Mundial es que son las primeras que miden las consecuencias de la crisis de mayo. El peso se derrumbó ese mes 22% y el Banco Central debió subir las tasas de interés hasta el 40% para neutralizar todo lo posible una huida de los inversores hacia el dólar, que subió de 20 a 25 pesos en pocos días.

En medio de la tormenta, el presidente Mauricio Macri anunció negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para un rescate financiero, el primero desde 2003. Cualquier acuerdo implicará medidas para reducir el déficit fiscal, un problema que obligó al Gobierno a endeudarse en el exterior por unos 50.000 millones de dólares entre 2016 y 2017.

El mercado argentino atraviesa ahora una cierta calma, a la espera de lo que suceda en la sede del Fondo en Washington, pero el clima es de incertidumbre. Para llevar tranquilidad a los inversores, Macri redujo de 3,2% a 2,7% la meta de déficit fiscal para este año, una decisión que supondrá un mayor ajuste y, por lo tanto, menos crecimiento.

“En Argentina se espera que el crecimiento se desacelere en 2018 como consecuencia del ajuste monetario y fiscal, junto con los efectos de la sequía en el sector agrícola. Esto contrarrestará el fuerte impulso de comienzos de año”, dice el informe del Banco Mundial. La sequía fue un golpe inesperado contra el campo, principal fuente de divisas de Argentina.

Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, el mayor puerto exportador agrícola del país, la cosecha argentina de soja para este año caerá hasta los 40 millones de toneladas, desde las 46,5 millones de toneladas previstas en el inicio del año.

Traducido a dinero, “el impacto de la sequía para la economía argentina asciende a 4.600 millones de dólares, o un 0,7% del PIB proyectado para el 2018", dice el informe de la Bolsa. Para el Banco Mundial, el impacto económico será inmediato: “La sequía está interrumpiendo la producción agrícola y la reciente volatilidad del mercado puede haber inhibido la actividad en el segundo trimestre”, advierte el informe.

El Banco Mundial también tomó en cuenta la particular lucha de Argentina contra las subidas de los precios. “La inflación se desacelera en la mayoría de las economías de América Latina, con la excepción de Argentina y el caso extremo de Venezuela”, dice el texto.
La inflación es la principal derrota del modelo impulsado por Macri, basado en la apertura a los mercados del mundo, al tiempo que financia un ajuste gradual de las cuentas públicas con financiamiento externo. 
A finales de diciembre, el ministerio de Hacienda elevó de 10 a 15% la meta inflacionaria de 2018, pero la crisis de mayo ya hizo volar por los aires esas previsiones. Argentina acumuló en los primeros cuatro meses del año 10% de inflación y el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) elaborado por el Banco Central elevó la cifra anual a 27%, porcentaje que supera incluso el 24,8% registrado en 2017.


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