Rusia sostiene que los aficionados homosexuales se sentirán a gusto en el país durante el Mundial de fútbol, pero las amenazas que recibieron algunos de ellos sugieren que no siempre serán bienvenidos.
Muchos miembros de la comunidad LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) se preocupan por su seguridad durante la competición, en un país conocido por tener una legislación que condena la "propaganda homosexual" y donde varios casos de secuestros y torturas de homosexuales fueron denunciados en la república rusa de Chechenia.
Di Cunningham, presidente de Pride in Football, una organización que reúne a varios grupos de hinchas homosexuales en Reino Unido, afirma que, tras haber dado una entrevista a medios rusos, recibió correos electrónicos anónimos en los que se le avisaba de no viajar a Rusia durante el Mundial.
En uno de ellos, al que tuvo acceso la AFP, un mensaje con amenazas de atacar a los seguidores gais que vayan a Rusia viene acompañado de una foto en la que aparece un hombre tatuado que sujeta un cuchillo.
En otro correo, el autor, que dice ser un abogado, afirma que la organización "sodomita" está en el punto de mira de la policía y no debe viajar al país.
Esas amenazas no desanimaron, sin embargo, a Di Cunningham ni a Joe Wright, un estudiante de Derecho que trabaja para la organización. "Quiero apoyar a mi equipo y garantizar una presencia LGTB, aunque sea mínima, en un país hostil a esta comunidad", explica Di Cunningham.
Wright dice que sus amigos y su familia preferirían que se quedara en casa y se preocupan por su seguridad en Rusia ya que, además de ser gay, es originario de Reino Unido, un país con el que Moscú mantiene tensas relaciones diplomáticas desde el envenenamiento del exespía ruso Serguéi Skripal en marzo en Inglaterra.
"Quiero sentir la atmósfera, la excitación de ir a un Mundial y, por supuesto, quiero animar a Inglaterra", asegura el hincha de 25 años. Pride in Football informó de las amenazas recibidas a la FIFA, y las autoridades rusas abrieron una investigación para encontrar a los autores de esos correos. - "Cálida acogida" - Aunque las grandes ciudades rusas tienen comunidades LGTB activas, los casos de violencia contra homosexuales son a menudo noticia en el país, donde la homosexualidad se consideraba un delito hasta 1993, y una enfermedad mental hasta 1999.
En 2013, el Parlamento aprobó una ley que castiga con multas y penas de cárcel la "propaganda homosexual" dirigida a menores, una expresión confusa que prohíbe de hecho el activismo a favor de los derechos de la comunidad LGTB. Algunos militantes fueron acosados por haber compartido información sobre los derechos LGTB en las redes sociales o detenidos por haber exhibido banderas arcoíris durante manifestaciones.
El año pasado, homosexuales originarios de Chechenia, una república rusa de mayoría musulmana situada en el Cáucaso, informaron de casos de secuestros y torturas por parte de las fuerzas de seguridad. Alexéi Smertin, el responsable de la lucha contra las discriminaciones en el Mundial, afirma sin embargo que los aficionados homosexuales debe sentirse "seguros y cómodos" durante la competición.
"Todas las personas que visiten Rusia en 2018, sea cual sea su origen, religión, posible discapacidad u orientación sexual, pueden esperar una cálida acogida, una gran hospitalidad y una experiencia inolvidable", indicó a la AFP el comité de organización local de la FIFA, que añadió que se permitirán las banderas LGTB en los estadios y los acontecimientos públicos. - Casas de la diversidad - Alexandre Agapov, el presidente de la Federación Deportiva LGTB rusa, saludó esas declaraciones, aunque duda que este movimiento de tolerancia dure más allá del torneo.
"El campeonato terminará, pero la ley contra la propaganda homosexual seguirá". La Federación Deportiva LGTB rusa colabora con la organización antidiscriminaciones internacional FARE para crear "casas de la diversidad" en Moscú y San Petersburgo durante el Mundial. Esos espacios protegidos albergará exposiciones, y los hinchas homosexuales podrán reunirse allí para ver juntos los partidos.
Los intentos rusos de tranquilizar a los seguidores homosexuales no bastan, sin embargo, para convencer a algunos de ellos. Klaus Heusslein, un homosexual alemán de 57 años que asistió a las dos últimas Eurocopas, no viajará a Rusia y dice que no conoce a ningún miembro de la comunidad LGTB que esté dispuesto a hacerlo. "Será seguramente más agradable ver [el Mundial] por la tele en un país seguro que estar allí", dice.