Al maestro Jorge Echenique Flores con cariño. Escribe Saúl Piña

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Es tiempo de una de las grandes fiestas que vive el Uruguay: Carnaval. Y es buena oportunidad para el recuerdo de figuras de este Durazno que aportaron con grado de apostolado su inspiración y conocimiento para la difusión y jerarquización de esta fiesta de profundo contenido popular. Haremos referencia al recordado Maestro Jorge Echenique Flores.

Nació en la zona de “Carpintería” el 18 de octubre de 1920. En el año 1939 obtuvo su título de Maestro, iniciando una fructífera actividad docente, pero también en el escenario de la pintura, la literatura y en el campo de la investigación, fundamentalmente en lo que refiere a la cultura afro, tema al cual le puso especial interés, llegando a publicar un análisis sobre el apasionante tema, titulado: "Origen de las comparsas negras y lubolas en Durazno".

Jorge era muy inquieto sobre todo en lo relacionado con la cultura, prestando su apoyo y firme colaboración en varias iniciativas de interés general, como por ejemplo la colocación de una placa a José Pedro Varela en el patio de la Escuela Nº 1 “Artigas”.

Propició y aportó el texto para el monumento a La Madre, que se ubica en la placita “Varela”, como así también otro que se encuentra en el Monumento al Tambor. Se casó con la también Maestra Zulma Febrero, hogar en el cual nacieron cuatro hijos: Mario, Marinella, Ani y Cristina.

A lo largo de su fermental vida, Jorge recibió valiosas distinciones. En plaza Artigas figura una estela con su nombre, iniciativa del Gobierno Departamental. La Organización “500 hombres, 500 años”, le otorgó una distinción en la ciudad de Buenos Aires, con presencia de personalidades de toda América. En el ámbito de artes plásticas realizó exposiciones en varias ciudades del Uruguay y en Río Grande del Sur (Brasil).

En el campo literario, fue docente en el Liceo “Rubino” del cual también fue Director.

Escribió algunas obras teatrales, una de las cuales fue puesta en escena por el “Pequeño Teatro de Durazno”. Se destaca el hecho de que fue uno de los pilares básicos en la creación del Taller de Artes Plásticas, institución de elevada jerarquía.

La actividad como Maestro la inició en 1940 en la Escuela Nº 62 de “Ceibal”, recorriendo luego varias escuelas del interior, para culminar en la Escuela Nº1 de nuestra ciudad.

En una nota que le realizamos hace muchos años, Jorge nos decía sobre su experiencia como Docente: “Hay una consideración sobre la docencia, tomada en su sentido más profundo cuando la educación ocurre con la entrega de una vida dedicada a realizarla, sucede que el enseñar formando a los demás conlleva la formación y madurez del que enseña”.

Es bueno agregar, que comprobado está que la educación es el eje sobre el cual gira toda la sociedad, destacándose que la ética del educador, es considerar que su labor, no es la de trasladar a sus alumnos sus visiones, o forjar militantes de su propia visión, sino que su función es la de construir capacidades en los alumnos para ser críticos, para pensar por sí mismos y para tener autonomía moral.

Durazno tiene una rica historia de destacados docentes que han cumplido con elevado compromiso estos postulados: El Maestro Jorge Echenique Flores es uno de ellos.


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