Varela y el episodio infeliz que lo vincula con Durazno. Por Saúl Piña

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El 19 del presente mes la República tendrá un particular recuerdo para uno de los hijos más ilustres: José Pedro Varela.  
El 19 de marzo de 1845 nació, en un hogar patricio, estrechamente vinculado familiarmente a descollantes personalidades de la política, la literatura y el periodismo.

Seguramente esto tuvo particular influencia en la formación del carácter cívico, que desarrolló en la delicada tarea en favor de la educación popular. En su actividad periodística, se destacó por lo conceptual, ejerciendo un estilo respetuoso y constructivo en sus editoriales.

Se destacó como poeta y en aquellos tiempos, integrados por destacados valores morales e intelectuales, logró un particular destaque. Sin duda que su gran obra fue la de Reformador Escolar, transformándose en el apóstol de la Educación del Pueblo, poniendo en su gran obra, una voluntad indeclinable y un iluminado talento al servicio de la educación, extendiéndola por toda la República, con seguridad y fe, sosteniendo que: “la ilustración del pueblo habría de ser la verdadera locomotora del progreso”.

Varela supo descubrir que el camino para crear en la República situaciones estables de seguridad institucional cimentadas en el respeto de las dignidades ciudadanas, y en el acatamiento a las decisiones soberanas de las mayorías, estaba en la educación.

Buena cosa sería hoy reflexionar pensando en Varela, sobre el comportamiento errático y poco democrático, de muchos ciudadanos, que actuando como malos uruguayos, no han podido asumir que ganó un nuevo partido y un nuevo gobierno, y que en la medida que le vaya bien, nos irá bien a todos.

EL ACCIDENTE DE VARELA EN DURAZNO


José Pedro Varela se entregó con espíritu de apostolado a la tarea de la educación, surgiendo por su impulso, varios Decretos-Leyes que constituyeron la base de la organización de la nueva Escuela. Organizó el 1er. Congreso Nacional de Inspectores en nuestra ciudad, creó varios institutos de formación magisterial, publicando muchas obras relacionadas con la pedagogía- Creó la Escuela sobre los pilares de la obligatoriedad, gratuidad y laicidad.

José Pedro Varela mantenía una estrecha vinculación con Durazno, merced a la amistad que tenía con un conocido hacendado. Precisamente visitando la estancia de Don Remigio Castellanos, ubicada a dos leguas de nuestra ciudad. En una visita en la referida estancia y con la presencia de amigos, entre ellos Alfredo Vázquez Acevedo, en un tórrido día de enero, Varela descuelga su escopeta, señalando a los presentes: “Voy a ver si cazo una perdiz” y se interna en el campo.

En pocos minutos se oye una detonación que alarma y hace que los presentes salgan de la habitación, comprobando que Varela estaba en el suelo y gimiendo. La escopeta le había explotado en la cara. La primera impresión era que el accidente era grave, asistiéndolo con alguna curación en el lugar, sin mayores recursos. Los perdigones le habían afectado seriamente la boca, nariz y ojos.

Resuelven trasladarlo a Montevideo, y en un break, logran alcanzar el tren en nuestra ciudad para su traslado. El accidente le dejó secuelas importantes. Varela tiene desfigurado el rostro, vaciado un ojo y roto el maxilar y dificultad para hablar.

Luego de un largo período de recuperación, el Reformador reinició su actividad con la misma dinámica de siempre.

José Pedro Varela fue el creador de una Escuela para la libertad y la  democracia, y bien vale la pena destacar, que la influencia de su legado, ha resultado fundamental en la formación de nuestro estilo democrático.

Además de la prestigiosa y extensa tarea cultural, se destaca, la gran labor que le adjudicó Varela para: “preparar al niño para ser hombres y al hombre para ser ciudadano”.

No hay duda que la organización política es un imperativo ético para los hombres que la practican, y la lucha debe ser cumplida de manera sana y  justa, por auténticos ciudadanos, de los que hablaba Varela.


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