La libertad de prensa: Uruguay subió un lugar. Por Saúl Moisés Piña
En esta semana la organización no gubernamental Reporteros sin Fronteras, presentó un informe sobre Libertad de Prensa y según esta clasificación, Uruguay está primero en América del Sur y cuatro a nivel de todo el continente americano, detrás de Jamaica, Costa Rica y Canadá.
La medición se cumple en base a 87 indicadores, entre ellos: pluralismo, independencia de los medios, ambiente y autocensura, marco legal, transparencia, infraestructura y agresiones recibidas por periodistas, que terminan clasificando los países en cinco categorías.
Con 16.06 puntos Uruguay subió un lugar respecto a la clasificación de 2018 y su situación termina siendo catalogada como “más bien buena”. Esta información debe de ser motivo de orgullo para los uruguayos, para el anterior gobierno y para el actual, pero fundamentalmente para la familia del periodismo nacional.
También es oportuno recordar, que el pasado 3 de mayo se celebró el “Día de la Libertad de Expresión y de Prensa”, fecha proclamada por la ONU en el aniversario de la Declaración de Windhoek. El documento elaborado por representantes de medios de comunicación africanos, recogió los principios de la libertad y de expresión de prensa. Se recuerda también una fecha muy especial para los amantes de la democracia. Un 3 de junio de 1829, la Asamblea General Constituyente sancionaba un proyecto de Ley mediante el cual se tutelaba la libertad de imprenta y se establecían procedimientos para reprimir su abuso.
Constaba de 35 artículos, el primero de los cuales establecía: “Todo ciudadano puede, por medio de la prensa, publicar libremente sus ideas, sobre cualquier materia, sin previa censura. José Ellauri como miembro informante, señalaba en aquella histórica jornada:” la libertad de prensa, esa salvaguarda centinela y protectora de todas las otras libertades, esa garantía, la más firme contra los abusos del poder, que pueden ser denunciados inmediatamente, ante el tribunal imparcial de la opinión pública; y en cuyo elogio dice un célebre publicista de nuestros días, que mientras un pueblo considera intacta la libertad de prensa, no es posible reducirlo a la esclavitud”.
Es impensable que una sociedad que sea libre o que aspire a serlo si su organización no se apoya en la libertad de expresión del pensamiento, que tiene como expresión concreta la libertad de prensa, lo que implica la libertad de opinar y de informar.
Estas dos libertades no pueden ser concebidas como solo un derecho del periodista o del órgano de prensa en particular, sino también como manifestación del derecho de la sociedad a recibir, esas opiniones y esas informaciones. Para que esos derechos alcancen su plenitud, debe garantizarse que un periodista no revele su fuente de información, y a que se viertan las opiniones dentro del marco que la ley establece.
Han transcurrido 191 años de aquella jornada, en que los constituyentes votaron una especie de carta suprema, para permitir a los uruguayos del futuro, organizarse y convivir en paz, justicia y libertad.
Evocar esta fecha es, por tanto, una forma de respetar el mandato que arrancando desde el fondo mismo de nuestra historia, ha entroncado de manera indisoluble con nuestro proceso democrático, que tiene el tinte del espíritu libertario que le otorgó Artigas, y que exige por lo tanto una constante vigilancia y responsabilidad de todos los orientales, y sobre todo, de quienes tenemos la tremenda responsabilidad, que en la hora presente nos asiste a los que estamos en el apasionante escenario de la comunicación.
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