El 16 de agosto de 1939 por resolución del gobierno de turno, la localidad de “Carlos Reyles” o “Molles” fue declarada “Pueblo”, promoviendo una gran felicidad para los pobladores de la zona .
Esta población ha tenido etapas de gran dinamismo, sobre todo cuando la construcción del complejo hidroeléctrico de “Baygorria”, lo que trasformó el lugar en un polo de desarrollo y un movimiento comercial muy importante, con el valioso concurso del ferrocarril. Hoy ha tenido cierto desarrollo motivado por la construcción de UPM, pero se estima que no ha sido como en principio se tenía previsto .Es oportuno recordar que en el año 1910, la Escuela de “Molles” tenía 200 alumnos.
Uno de los primeros residentes en “Molles” fue el Dr. Carlos Genaro Reyles, propietario de miles de hectáreas y varias estancias, con cuyo nombre fue designado el pueblo original, bajo la denominación de “Molles”.
Su hijo, Carlos Reyles Gutiérrez, nacido en 1868, fue una destacada figura de la cultura uruguaya y europea, gran novelista, un ser pleno de idealismo y defensor de la familia campesina, como símbolo del trabajo y valor de la identidad oriental .
Heredó una valiosa fortuna. Un inventario del año 1877 señala que era propietario de 141.750 cuadras de campo, tanto al Sur como al Norte del Río Negro, destacándose dentro de las estancias: “El Paraíso”, que fue fundada en el año 1859. También: 3.200 cabezas de vacunos ingleses, 500 mulas y bueyes, como además 50.000 ovejas, 3.000 yeguas, otros tantos caballos y gran cantidad de cerdos.
De espíritu bohemio Reyles no se ocupó de sus establecimientos, viajando a Europa y llevando una vida de despilfarro. De regreso a Durazno se radica en una de sus estancias, dedicándose a la lectura, adquiriendo una rica formación cultural.
EL VALOR DEL TRABAJO RURAL
Fue autor de una gran producción literaria, como su libro: “El Terruño” con prólogo de Rodó. En su obra “Beba” plantea un himno a la actividad del campo y al empeño y compromiso cotidiano del cabañero. Reyles sostenía que la fuerza y la libertad de este país dependía fundamentalmente del desarrollo de la ganadería.
Se enfrentó con el pensamiento criollo de aquellos tiempos, donde se consideraba que todos los problemas del país serían solucionados mediante la política, con la elección de un buen gobierno.
En 1939 publica el periódico “El Ideal Nuevo”, donde habla de la iniciativa industrial, la tecnificación del trabajo en el campo, convocando a la clase productora, a desligarse de los partidos políticos existentes, y formar una “Liga del Trabajo”, que actuaría doblemente como fuerza económica y política.
Esta idea fue la piedra fundamental de la creación de la “Liga del Trabajo de Molles”, que convocó, productores de varias zonas rurales del centro del país, en lo que en corto tiempo, fue el crisol donde surge la Federación Rural del Uruguay, cuyo nacimiento fue en “Molles”.
En aquellos días Reyles decía: “No vacilo un instante en decir, ni creo una paradoja asegurar, que la campaña ha civilizado a las ciudades, y que la campaña saldrá un día como el fruto de la planta, la civilización autónoma del Uruguay”.
La actividad agropecuaria es una herramienta fundamental para el desarrollo económico pero también social del Uruguay. En Durazno se han logrado valiosos lauros, tanto a nivel nacional como internacional, que destacan el compromiso del sector y el trabajo con responsabilidad y sin pausa, con la esperanza firme, de un mejor futuro para todos.