El 15 de octubre de 1872 nació un particular ciudadano uruguayo, cuyo mensaje de espiritualidad y contenido humano tiene total vigencia: Carlos Vaz Ferreira.
Se puede afirmar sin error, que fue un auténtico Maestro, tanto para sus jóvenes alumnos que tuvieron el privilegio de recibir sus enseñanzas, como para todos aquellos que formó con la lectura de sus obras. Pero además de Maestro por la profundidad de su pensamiento, por la claridad de sus conceptos y por su talento, fue un auténtico y verdadero Maestro a través de su vida ejemplar como fecunda.Con tan solo veinticinco años de edad, obtiene por méritos propios mediante concurso, la Cátedra de Filosofía. Abogado desde 1903 consagró sus mayores esfuerzos a la enseñanza y alguien afirmó que “el profesor prevaleció sobre toda otra forma de manifestarse su espíritu creador. La mayor parte de sus libros antes que escritos, fueron expuestos en la cátedra”.
Vaz Ferreira ocupó los más elevados cargos en la dirección de la Enseñanza Pública, en mérito a sus condiciones personales y no por favores gremiales o políticos. Su labor bibliográfica fue extraordinariamente fecunda, reflejando en ella su rico pensamiento en las diversas materias que el mismo abarcó: filósofo, sociólogo, crítico de arte y moralista; pero por sobre todo como hombre íntegro y de buenas costumbres.
Siempre adoptó una sola posición, rehuyendo la mutilación del pensamiento o del sentimiento. Tuvo el particular privilegio de no detener el vuelo del alma y no permitir el adormecimiento de la propia conciencia. Fue un humanista auténtico guiado por nobles idealidades de perfección individual y de un justo y equilibrado ordenamiento social.
La base de su enseñanza era adjudicar especial trascendencia a lo moral, exaltando en individuos y pueblos los valores éticos y de la libertad.
Vaz Ferreira fue uno de los espíritus más esclarecidos y selectos que tuvo la República. Dueño de una de las mentalidades más vigorosas y de un pensamiento alimentado por ideales de dignificación humana, que el Maestro practicaba de manera justa y perfecta.
Su nombre, acompaña con honor a los grandes filósofos de la historia universal. En estos tiempos donde los valores se han distorsionado, los uruguayos no podemos ignorar, el caudal de pensamiento vivo y los conceptos de su prédica.
Es una gran responsabilidad que se impone, rescatar la rica espiritualidad de Vaz Ferreira, y de otros grandes como Rodó y Zorrilla, puedan tomar la responsabilidad con sabiduría y sentido fraterno. IR A PORTADA