18 de diciembre - Día de la Policía Nacional. Escribe Saúl Piña

0

El 18 de diciembre de 1919 fue creada la Policía Nacional, adjudicándose entre otras responsabilidades el mantenimiento del orden público y la prevención de los delitos .Pero además, la importante función de auxiliar de la justicia.

En aquel momento eran 9 los departamentos del país, habiéndose designado un Jefe Político en cada uno. Por resolución del gobierno del momento, fue designado Jefe Político Nacional, el Cnel. Ignacio Oribe.  

Es bueno rescatar una información que generalmente no trasciende, y es que la Policía Nacional tiene su himno o marcha, cuyo autor fue el Gral. Pablo Genta y su composición del Comisario Tomás Lamisque Rodríguez.

El sistema policial ha sufrido cambios en su funcionamiento, debido a las variaciones registradas en la sociedad. Quienes peinan canas recuerdan con nostalgia, aquella tradicional imagen del viejo y querido “Guardia Civil”. 

En el orden humano, a la policía le compete brindar su protección para que se realicen los valores de la tranquilidad y seguridad públicas, la normalidad de la vida corriente en los lugares comunitarios, el libre ejercicio de los derechos individuales, la protección de los ciudadanos otorgándoles las garantía necesarias para el goce de sus derechos y la guarda de sus intereses en la forma que sea compatible por el Texto Ordenado de las correspondientes leyes vigentes en la materia.

En definitiva el funcionario policial debe ser un auténtico guardián y  custodio de los civiles. El tejido social ha tenido cambios radicales con el avance de la civilización, motivando el claro deterioro de algunos valores, que inciden en el normal funcionamiento de la sociedad, lo que ha producido dificultades en el funcionamiento del Instituto policial.

LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ

En la década del 50 los niños y jóvenes de Durazno teníamos un particular respeto por el uniforme policial, reconociendo que era un símbolo de autoridad, pero también de seguridad. Era tal el respeto, que de jóvenes teníamos una actitud de reverencia al recordado Don Eusebio González -- que también era policía--cuando vestía su coqueto uniforme de la empresa “Aguila”, vendiendo chocolates en el cine “Artigas”. 

Algunos dicen que fue un tiempo mejor, otros que fue distinto; pero lo que no se puede ignorar, que había un grado supremo de respeto por los semejantes y por las normas de convivencia.

En viejos tiempos cuando el reloj marcaba las 21 horas, los policías de calle que hacían guardia en los lugares estratégicos de la ciudad, establecían mediante un pito, la comunicación de que todo era normal.  No habían celulares ni equipos de radio .En la esquina de 18 y Oribe, se ubicada una garita, donde un agente policial especialmente ataviado dirigía el tránsito, sin que a nadie se le ocurriera cometer una infracción.

Hoy es común apreciar cómo se ignoran las elementales normas de tránsito y los semáforos. También los policías controlaban que los menores no jugaran a la pelota en la vía pública .Por suerte la norma no funcionaba mucho, ya que Durazno fue cantera de afamados jugadores de fútbol, cuyo original escenario fue la calle .

Recordar que diariamente desde el Regimiento Nº 2, se trasladaba en formación militar, hasta la entonces Cárcel Departamental, un grupo de soldados, cuya misión era la custodia del centro de reclusión, posibilitando más efectivos policiales para las áreas de contralor. Recordar con nostalgia a Don Aramburu, que era el conductor del carro policial. Un furgón cerrado, cuatro ruedas, dos caballos y pintado de gris, que conducía los detenidos al Juzgado o a las reconstrucciones. 

En el pescante, Aramburu era un correcto símbolo de la autoridad, tanto que algunos comentaban que se dudaba cantarle un “truco”, en una partida de amigos. En la 1ra.seccional el único vehículo era una Ford T, color gris, que cumplía sus funciones de recorrida en la ciudad, sobre todo los fines de semana, donde se incrementaban los ánimos en la zona “del 25”, con la visita de solteros y también casados.

Hay múltiples historias de funcionarios policiales que marcaron un recuerdo por su accionar. Destaco un hijo de Durazno que alcanzó el grado máximo en la policía nacional, y fama fuera de fronteras por sus acertados métodos en el control de la seguridad y lucha contra los narcos.. Se trata de Julio César Guarteche Terrín, quien falleció a los 56 años.

Este policía hizo de la honestidad profesional un culto indoblegable, asegurando que la tolerancia puede ser freno de la violencia, y que la seguridad “debe ser un tema de política de Estado y no partidaria”.

Personalmente tengo un afectuoso recuerdo a un policía ya fallecido, que tuve la satisfacción de conocer de niño, cuando hacia guardia frente al domicilio del entonces Jefe de Policía Martín Ramos Berro, en la calle Santiago Vázquez. Me refiero al querido “Semillita” D´Alesandro Cortazzo, quien me prestaba su bicicleta para unirme a la barra del barrio. Yo era el único que no tenía bici. Son recuerdos que se guardan en el mejor lugar del corazón, de un tiempo donde el pueblo era casi aldea, pero de sentimientos más fraternos.

Hoy la tarea policial se torna muchas veces ingrata, debiendo unir el valor con el sacrificio, la responsabilidad y el temor de cometer un error en aras de proteger a la sociedad, recibir la crítica fácil y mal intencionado. 

El 18 será para los funcionarios policiales, un día muy particular, para que dimensionen la importancia que tiene su función en favor de los vecinos. Para los ciudadanos, será instancia, para la reflexión y reconocimiento, sobre el servicio de esos hombres y mujeres, en la protección y tranquilidad de la seguridad y armonía lugareña, a quienes se deberá asegurar las garantías necesarias, para el libre ejercicio de sus responsabilidades y la guarda de sus intereses.   IR A PORTADA 

Entradas que pueden interesarte