Alcanzar la felicidad es una meta universal preciada y para muchas personas, difícil. Tanto es el interés que despierta, que especialistas de la Universidad de Harvard destinaron 80 años de investigación para encontrar los secretos de este estado de dicha y satisfacción.
Este relevamiento, que figura como uno de los más extensos en la historia, fue llevado adelante por el Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard y siguió la evolución de más de 700 personas desde su niñez y juventud.El inició fue en 1938 y comenzó con el registro de 268 estudiantes universitarios en Harvard College y 456 adolescentes de 14 años de barrios desfavorecidos de Boston.
Los resultados fueron publicados recientemente en libro La buena vida, supervisado por Robert Waldinger, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard y director del Centro de Terapia Psicodinámica e Investigación del Hospital General de Massachusetts; y Mark Schulz, director asociado de la investigación y profesor de Psicología en Bryn Mawr College, en la Universidad de California.
Después de analizar los resultados, Waldinger destacó que “las buenas relaciones humanas son lo que nos hacen más felices y saludables”.
Además, especificó que “estos vínculos sólidos resultan más destacados para una vida feliz y para la realización que la riqueza, el coeficiente intelectual o la clase social”.
“Hemos aprendido que la gente cree que la felicidad vendrá al comprar una casa, conseguir un ascenso o al adelgazar. Como si dependiera de marcar las casillas adecuadas. Pero los datos demuestran que eso no es cierto”.
El plan para tener más felicidad
Como acercamiento a ese estado, Waldinger y Schulz proponen hábitos que nutrirán nuestras relaciones.
- Evaluar la calidad de nuestras relaciones. Vale recordar que tener muchos amigos no es sinónimo de calidad.
- Hacer una llamada telefónica de 8 minutos. Puede ser con un viejo amigo a quien no vemos desde hace tiempo.
- Charlar con un desconocido. Es una buena forma de desarrollar la amabilidad.
- Escribir un discurso halagando a alguien. Destacar las cualidades de alguien repercutirá en nuestra felicidad.
- Cultivar las amistades en la oficina. Pasamos mucho tiempo en el trabajo y contar con amigos en ese entorno nos hace más dichosos y aumenta nuestro confort.
- No cancelar planes con amigos y organizar otros nuevos. Elegir la amistad antes que una maratón en Netflix.
- Repasar lo practicado y felicitarnos al incorporar cambios positivos.
Además, Waldinger y Schulz acuñaron un nuevo término para designar el proceso de evaluar y tratar la salud de nuestras relaciones y lo llaman “aptitud social”.
“Es tan crucial como la buena forma física. Las relaciones descuidadas pueden atrofiarse, como los músculos. Nuestra vida social es un sistema vivo y necesita ejercicio”, indicó Waldinger.
También agregó: “Está científicamente probado que las personas que están más conectadas socialmente viven más y están más protegidas contra el estrés, la depresión y la degeneración neurocognitiva”.
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