El lunes 5 de abril de 1813, quedaba instalado el "Congreso de las Tres Cruces", ante el cual Artigas pronunciaba el discurso inaugural, que la historia ha recogido, bajo la denominación de “Oración de Abril”.
Este valioso documento, es una lección de viva, democracia y de constitucionalidad, que hoy sigue teniendo total vigencia. Al pronunciarla se invoca a la más alta dignidad que integran las asociaciones políticas libres: la del ciudadano.En estos tiempos de desvalorización humana, es bueno reflexionar, que es precisamente a los ciudadanos, que están dirigidas todas las reflexiones, sobre “las ansias y desvelos” del Jefe de los Orientales.
Este sabio documento es una viva acción de esa palabra que tanto se expresa, pero que no siempre se valora y ejerce: Democracia.
Con seguridad nunca se podrá encontrar fórmula más sencilla y más respetuosa de la soberanía del pueblo, que la contenida en esta manifestación, que aquel cuatro de abril, Artigas formula a los Representantes de los pueblos, cuando expresa: "Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana". Se afirma, por lo tanto, que algo tan valioso para los hombres y mujeres, como es la libertad popular expresada libremente, es la única fuente de poder en la organización republicana.
Ese documento señala además con una clara visión del futuro, el camino que se debe recorrer para la mejor organización del país, como fuente de convivencia en un marco de armonía y respeto por las normas, cuando señala tres funciones básicas del gobierno: conservar “la igualdad, libertad y seguridad de los ciudadanos”.
Los valores que enaltecieron al Padre de la Patria, surgieron no solo en sus virtudes como hombre integral, sino además en el profundo compromiso en la vital identificación con el pueblo oriental. El sigue siendo el típico ejemplo del Caudillo popular.