Este sábado 2 de setiembre -2023- al mediodía, en calle Manuel Oribe entre 4 de Octubre y Pablo Galarza, la realidad se disfrazó de poesía. Allí, a pocos metros de la sede del club Juvenil, Raúl Tudurí -un vecino siempre vinculado a los medios de prensa gráficos- caminaba con paso firme hacia su hogar. Sin embargo, la verdadera protagonista de esta crónica es Cledia, una perra de nombre simple pero con una historia que destila humanidad.
A unos escasos metros de Tudurí, Cledia avanzaba con un paquete de fideos en su boca, como si fuera un obsequio enviado por el mismo destino. Su andar era tan natural, tan sutil, que no dejó opción alguna sino la de indagar sobre la historia que se desplegaba ante nuestros ojos.En ese instante en el que el tiempo parecía detenerse, supimos que Raúl Tudurí era el dueño de Cledia. La perra, con la mirada como único lenguaje, lo acompaña a diario en sus quehaceres, convirtiéndose en una socia silenciosa y devota. Su mirada, esa mirada tierna que atraviesa el alma, es su forma de pedir una tarea, de contribuir a su manera.
En cada ocasión, lleva consigo un paquete, una bolsa o cualquier carga que Tudurí quiera compartir. Como si la solidaridad no fuera un concepto exclusivo de la especie humana, hace poco, cuando su amo compró una escoba, Cledia la tomó por el mango y la arrastró con determinación, como si supiera que era su deber colaborar.
Cledia, con sus ocho años de existencia, cada día recorre las calles de la ciudad de Durazno junto a su dueño. Cuando la cámara de DURAZNO DIGITAL irrumpió en su cotidianidad, percibió que su rutina se veía alterada, y con la delicadeza de un ser que entiende la importancia de un instante, depositó su carga en el suelo, aguardando con paciencia que la conversación llegara a su fin. Luego, como si fuera un poema en movimiento, reanudó su trayecto con la calma y la ternura que solo un ser peludito y fiel puede ofrecer.
Por supuesto, solicitamos a Tudurí el permiso para inmortalizar este momento a través de imágenes, conscientes de que en un mundo saturado de titulares sombríos y narrativas dolorosas, es imperativo recordar que estos destellos de ternura también forman parte de nuestra realidad.
✎Redacción: Lic. Fernando Salvador Báez .
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