La carrera de Ingeniería Agroambiental de la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC) en Durazno llevó a cabo durante 2023 un proyecto de huertas orgánicas en distintos centros educativos del departamento. La iniciativa, que contó con la participación de niños, docentes, familias y la comunidad, busca fomentar valores como la alimentación saludable, el respeto al medio ambiente, el trabajo en equipo y la autosustentabilidad.
A través de talleres y actividades prácticas, los participantes aprendieron sobre técnicas de cultivo orgánico, cuidado de las plantas, importancia de la biodiversidad y producción de alimentos nutritivos. Las huertas también sirvieron como herramienta pedagógica para reforzar conceptos en diversas áreas curriculares.
Algunos de los resultados destacados del proyecto:
- Se implementaron huertas orgánicas en Centros CAIF, escuelas y liceos del departamento de Durazno.
- Niños, docentes, familias y la comunidad participaron activamente en las actividades del proyecto.
- Se generaron conocimientos sobre técnicas de cultivo orgánico, cuidado de las plantas, importancia de la biodiversidad y producción de alimentos nutritivos.
- Las huertas sirvieron como herramienta pedagógica para reforzar conceptos en diversas áreas curriculares.
- Se fomentaron valores como la alimentación saludable, el respeto al medio ambiente, el trabajo en equipo y la autosustentabilidad.
- Se generó un impacto positivo en la comunidad educativa y en general.
Centros Caif y escuelas del departamento de Durazno participaron durante 2023 de la propuesta de huertas orgánicas, iniciativa de la carrera de Ingeniería Agroambiental de UTEC. El trabajo directo con la tierra, entrar en contacto con su riqueza y reconocer las posibilidades existentes para la autosustentabilidad fue central.
La agricultura urbana y la agroecología se integró a la carrera de Ingeniería Agroambiental de manera formal en 2022 cuando se sumó una unidad curricular al respecto en UTEC Durazno. La formación no se limita a la docencia y el trabajo venía desde hace tiempo impulsado por el Grupo de Agroecología, Sustentabilidad y Medioambiente (Gasma) en UTEC. Abarca la investigación y la extensión en el territorio.
Durante el 2023 y en el marco de los proyectos de extensión que se proponen en la carrera, el equipo de UTEC formó a educadores y comunidad de centros educativos de Durazno en el desarrollo de huertas orgánicas en las que trabajaron niños, maestras, padres, madres y vecinos, tema en el que seguirán trabajando en 2024.
La docente de UTEC, Natalia De Almeida es integrante del Gasma. Explicó que en el curso participó la comunidad y se buscó implementar la huerta y también proponer distintos temas que trascienden la producción de alimentos. “cómo los gurises pueden comunicarse, trabajar en equipo, y pensar la huerta como una herramienta para superar desafíos”, fueron también parte de la experiencia, contró De Almeida.
“Fue más de lo que esperábamos”, dijo la docente. Y agregó que allí se identificó que el nodo agroecología genera oportunidades de trabajo conjunto, así como el fortalecer la temática en el departamento y lograr nuevas oportunidades de extensión. De Almeida destacó además que se generaron vínculos en lugares en los que ahora UTEC es referencia.
En 2023 se pusieron en marcha proyectos de huertas orgánicas en distintos centros educativos del departamento de Durazno.
Carmen Budez se desempeña como educadora en el CAIF “Los Gauchitos” en la capital del departamento de Durazno. En 2023 fue la primera vez que trabajó con una huerta en la que incluyó la participación de los padres y el barrio. El Caif no contaba con una huerta, por lo que fue un “empezar desde cero”, recordó Budez.
“Me pareció un muy buen desafío” comentó la docente, quien destacó el interés generado por los cultivos de árboles nativos, sus formas de regar y siembra. Valoró “el acercamiento y la motivación de padres, niños y niñas en participar de la huerta”, así como el poder “cultivar entre todos” y “el intercambio de conocimientos con docentes y estudiantes de otros lugares”.
Para los niños fue una experiencia “interesante” ya que vieron crecer las plantas a medida que las cuidaban. “Les gustaba observar el día a día, les llamaba la atención y nos contaban, cada uno ponía su granito de arena. Fue una muy linda experiencia de vida”, expresó.
La convocatoria de padres y madres de los niños fue “excelente” y la asistencia superó el 80% de quienes llevan allí a sus hijos. Esto también fue una motivación extra para los docentes y educadores del centro.
Se les propuso a las familias realizar plantaciones en sus casas, para luego enviar fotos con los avances del proceso. Allí se apreció “la alegría de lo que habían hecho y de los logros que tenían”. “Es una enseñanza muy valiosa, ya que se centra en valorar la tierra que nos da el alimento y creer que es posible una huerta autosustentable”, sumó Budez. Uno de los desafíos planteados a futuro es lograr que las familias sigan cultivando en sus hogares, así como lograr un espacio adecuado en el Caif para realizar las actividades con un mayor número de personas.
El apoyo en Blanquillo y el desafío de incorporar nuevas prácticas
Mónica Umpiérrez es maestra de la Escuela 32 de Blanquillo, un pequeño pueblo de 900 habitantes en el departamento de Durazno. El vínculo con UTEC surgió a partir de una visita de docentes, quienes compartieron la experiencia del banco de semillas en UTEC Durazno.
“Me pareció una propuesta muy útil, ya que se ha dejado de practicar esta preciosa actividad que es tener la huerta en el hogar. Pero tenemos que dominar ciertos conceptos para después aplicarlo junto con los niños” reconoció Mónica.
Para la maestra los principales aprendizajes fueron la práctica del riego, las distintas enfermedades que surgen en las plantas y el tratamiento de plagas con insumos naturales. Contó que el proyecto recibió el apoyo de toda la comunidad educativa, desde la dirección, a los docentes y un gran entusiasmo de niños y niñas, quienes piden que el mismo continúe en los próximos años.
El desafío en la Escuela 32 consistió en reubicar la huerta hacia un área adecuada (la anterior era pequeña, poco profunda y muy pedregosa), para lo que se utilizaron heladeras viejas. “A los niños les encantó la experiencia, se realizó una muestra de todo lo aprendido, ellos contaron en qué época plantaron, cuándo regar y cuándo cosechar. Seleccionaron los temas de mayor interés, armaron cartelería y prepararon plantines para regalarle a sus padres” expresó la docente. Si bien el proyecto tuvo como protagonistas a los grupos de 3° a 6° años junto a su docentes, Umpiérrez contó que “se trabajó precioso, hubo un gran compañerismo”. “Sobre fin de año logramos que los grupos de educación inicial se sumen a la huerta. Ellos crearon germinadores, trabajaron con cuentos, buscaron semillas y las observaron con lupa”, indicó.
Consideró que en una escala mayor, la iniciativa brinda soluciones a varios aspectos ya que permite generar trabajo, incrementar la producción local de verduras, y porque permitiría generar “una pequeña feria los fines de semana” comentó la docente. Destacó el entusiasmo de los estudiantes por “investigar y poner en práctica sus ideas” como atrapar insectos que son perjudiciales para la huerta, cómo plantar la semilla de lechuga y en qué momento. Valoró “la práctica, observar, descubrir y ver crecer, para luego preparar recetas con esas verduras cosechadas”.
En un liceo y una escuela de Durazno la huerta fomenta valores
En el Liceo Rubino de Durazno, el profesor Jorge Porta ha liderado el proyecto de huerta educativa. La iniciativa se enfocó en aspectos claves como la alimentación saludable y el respeto al medio ambiente. El proyecto recibió un sólido respaldo institucional y comunitario, lo que permitió su consolidación. Entre los logros destacados se encuentran la distribución de conocimientos sobre cultivos y el fomento de la conciencia ambiental entre los jóvenes. Con miras al futuro, se planea expandir la huerta en el Liceo Rubino con más canteros y la construcción de un invernadero, lo que promete ofrecer aún más oportunidades de aprendizaje práctico y sostenible para los estudiantes y la comunidad en general.
En tanto, en la Escuela rural 34 de San Jorge (Durazno), la docente de inglés Giovana Carrosio fue parte del proyecto junto con otros profesores. Se buscó enfatizar en conceptos como la autosustentabilidad. El proyecto no solo implicó la producción de alimentos, sino que también se convirtió en una herramienta pedagógica poderosa. A través del trabajo en la huerta, los estudiantes aprendieron valores como el cooperativismo, la empatía y la capacidad de superar desafíos. Además, se estableció una conexión entre la huerta y el aprendizaje del inglés, enriqueciendo el vocabulario técnico y fomentando la comunicación en otro idioma a través de iniciativas como la creación de un canal de YouTube.
La huerta, actualmente en funcionamiento, continúa siendo un espacio de aprendizaje y experimentación para los estudiantes. Se planea profundizar en los aprendizajes obtenidos, promoviendo el consumo de los productos cultivados y explorando nuevas posibilidades, como la producción de aceites. El proyecto tuvo un impacto significativo en la comunidad, al demostrar el potencial de los estudiantes y promover valores fundamentales como la cooperación, la autosuficiencia y el respeto por el medio ambiente.
El equipo de Ingeniería Agroambiental de UTEC que acompañó al equipo de educadoras, estudiantes y familias prevé continuar trabajando en 2024 en apoyo a estas y otras iniciativas de huertas.