Durante la tarde del domingo 14 de abril, el bullicio rutinario de la ciudad de Sarandí del Yí fue interrumpido por un llamado urgente a la Comisaría 14ta., que alertaba sobre la presencia de varios animales sueltos en las inmediaciones de la rotonda que conecta las rutas nacionales 6 y 14.
El personal policial, siempre presto a responder a las contingencias que desafían la paz ciudadana, se movilizó con prontitud para enfrentar la situación. Tras un esfuerzo conjunto, los animales fueron arreados y asegurados, no sin antes dejar huella de su travesía en el vehículo policial, que resultó dañado en su parte trasera.Si bien el incidente no dejó al automóvil fuera de servicio, el comunicado oficial lamentó el inevitable gasto que supondrá su reparación, un costo que recaerá sobre los hombros de la Jefatura duraznense.
La voz oficial no titubeó al afirmar que el propietario de los animales no escaparía de la responsabilidad. No es la primera vez que se enfrenta a tales circunstancias, lo que, sin duda, agrega un tinte de preocupación y advertencia a la situación.
Desde las altas esferas del Comando duraznense, se emitió un llamado enérgico a todos los propietarios de animales de producción. Se les instó a redoblar sus esfuerzos en materia de seguridad para evitar que sus preciados animales deambulen sin rumbo por las vías públicas, sobre todo considerando el estado lamentable de muchos alambrados en el centro del país.
Y no es un llamado vacío de sentido. Más allá del infortunio material que este tipo de episodios acarrea, está el peso ineludible que recae sobre los recursos humanos y logísticos de la Policía Nacional. Cada despliegue operativo destinado a situaciones evitables como esta, representa un desvío de atención de las tareas primordiales de la institución: la prevención, la disuasión y, en última instancia, la represión del delito.
