La sexualidad es percibida por los adultos mayores como una necesidad fisiológica importante que se sigue viviendo durante la senectud y cuya satisfacción es buscada y valorada, tanto por hombres como por mujeres, quienes manifiestan que esta satisfacción resulta agradable, placentera y relajante para su vida actual.
Dentro de los factores que influyen la vivencia de la sexualidad del adulto mayor se han identificado los inherentes al mundo vivido, En este sentido resalta la crianza represora, la moral familiar/social y las posturas radicales de diversas doctrinas religiosas, factores responsables del desconocimiento e interés por la educación sexual por parte de los adultos mayores.Existe evidencia respecto al déficit de conocimiento sobre temas sexuales entre las personas de 60 años y más, situación que pone en riesgo la salud y violenta los derechos de estos individuos.
El mundo social en el que crecieron los adultos mayores instauró en sus cuerpos la idea de la sexualidad como algo inmoral que debía ocultarse y reprimirse en todo término, sin embargo, relegar el cuerpo a lo socialmente dispuesto sería empobrecer pues lo realmente representativo de la corporalidad es el Ser que la posee, el cuerpo vivido que da cuenta del pasado y es responsable de la percepción del presente.
Los adultos mayores en su afán por educarse sobre el tema hacen uso de los medios de comunicación y el internet, sin embargo, pese a la utilidad y bondades de la información digital se corre el riesgo de caer en sitios donde la información es tendenciosa, incorrecta y poco apegada a las recomendaciones precisas para este grupo de edad, de ahí la necesidad de que profesionales retomen el tema y provea el cuidado requerido.
Los adultos reconocen la falta de acceso a educación sexual y refieren que el uso del internet es de gran ayuda cuando las dudas o cuestionamientos sobre la sexualidad se hacen presentes, pero manifiestan que prefieren recibir orientación sobre el tema de profesionales de la salud como médicos y enfermeros.
La información vivida es comprendida en sentido de las necesidades y las generalizaciones que subyacen en lo social como un modo de vida compartido que genera conexiones, aun y cuando pueda ser errónea.