El MSP presentó una serie de recomendaciones para mejorar el proceso asistencial de personas con ansiedad y depresión en el Sistema Nacional Integrado de Salud. El documento ordena la demanda de atención, refuerza el primer nivel para evitar la derivación de la persona a psiquiatra y aprovecha el recurso de las licenciadas en enfermería. “Son acciones concretas en salud mental”, dijo el subsecretario José Satdjian.
La guía fue presentada en la mañana de este martes 27, en la sede del Ministerio de Salud Pública (MSP). Participaron, además, la directora y la subdirectora general de Salud, Adriana Alfonso y Jaqueline Coronato, respectivamente, y la directora del programa Salud Mental, Alejandra Moreira.Satdijan destacó que la guía representa un eslabón más en la cadena de acciones y trabajo realizado en este período en materia de salud mental, bajo la premisa de respeto y responsabilidad.
“Después de la pandemia, pusimos el tema salud mental arriba de la mesa, trabajando con parámetros de la OMS ,que notificaba un aumento del 30% en consultas, por lo cual se decidió profundizar la atención y se logró romper el paradigma de que no se hablará de salud mental”, manifestó. Y agregó: “En la actualidad se habla cada vez más y se trabaja responsablemente en las propuestas acompañadas con acciones”.
El jerarca detalló que la guía ordena la demanda de atención, además de reforzar y respaldar al primer nivel para evitar la derivación de la persona a psiquiatra, lo que permite una asistencia más rápida. También aprovecha el recurso de las licenciadas en enfermería, que cuentan con capacitación y experiencia para que la atención se concrete de forma humanizada, añadió.
Los datos de la guía
La guía contiene una serie de recomendaciones, como fortalecer los recursos humanos, la telemedicina y las intervenciones digitales; intervenir junto con un referente comunitario, implementar modelos de atención escalonada, evaluar la demanda y mantener la continuidad asistencial.
Los objetivos del documento son ordenar la demanda, respaldar a los servicios y profesionales en la toma de decisiones, establecer un proceso asistencial claro, reducir la variabilidad de la práctica clínica, integrar nociones de humanización y toma de decisiones compartidas, priorizar un abordaje basado en la estrategia de atención primeria en salud, con énfasis en el primer nivel de atención y en las prácticas basadas en evidencia, y prevenir la medicalización y la psicologización innecesaria del sufrimiento humano.
Las intervenciones se realizan en tres pasos: el primero consiste en jerarquizar el empleo de los recursos humanos no farmacológicos como parte de la entrevista clínica, brindando orientación a la persona y a familiares y referentes afectivos. El segundo implica el abordaje psicoterapéutico y psicosocial y el tercero, incluir tratamiento farmacológico e intervenciones psicológicas de mayor intensidad y duración. IR A PORTADA