El domingo 6 será un día bienaventurado, que tendrá una particular vibración, donde el vuelo de la imaginación y de la ilusión de todos los niños, cobrará su máxima altura.
Para los más pequeños, con el sol de su inocencia, que hoy son el presente y valioso trofeo de los padres, y que tendrán la gran responsabilidad de ser el futuro de este país, será una fiesta de esperanza y una suerte de campana emocional, cargada de ese amor que genera la felicidad angelical que solo la niñez contiene.Este 6 de enero llegarán los Reyes Magos y será el "Día de los Niños".
Todos recordamos de nuestra niñez con profunda añoranza, lo larga que se presentó la noche anterior, que fue de imaginación, donde el sueño tardó en conciliarse y las ilusiones de la muñeca o la pelota, volaron hacia el cenit donde descienden con sus camellos cargados de regalos: Melchor, Gaspar y Baltasar, cumpliéndose una vez más, el rito de la epifanía.
Intacta, pese al paso de los tiempos, la tradición se mantiene y se renueva cada 6 de enero y en nosotros los adultos, el candor, la ansiedad y la felicidad que era revisar los zapatos, nos llena de nostalgia y la memoria renueva momentos muy gratos de nuestra niñez, que han sido guardados en ese lugar interior, donde se custodian los valiosos tesoros de nuestro tiempo infantil.
Con el paso de los años los roles son otros, y como padres, librando la estrategia del ingenio, realizamos el valioso rito del agua y el pasto para los camellos, lo que nos reconforta el corazón, recordando esta vivencia que tiene un profundo simbolismo espiritual y es amor y compromiso.
Ante una nueva Noche de Reyes quisiéramos que esta fuera eterna. Que todo el mundo estuviera presente de la esperanzada expectativa de millones de zapatos de todas las condiciones, para alborear en una mañana de alegría, comprobando que los Reyes Magos “trajeron en sus alforjas: solidaridad, fraternidad, justicia y paz. Que no hubiera que enfrentarse al egoísmo, la ambición y la mentira, que son fuentes de la violencia".
