El mediodía transcurría apacible en la plaza Independencia cuando, poco a poco, comenzaron a llegar los primeros asistentes. Mate en mano, con sillas playeras al hombro, se acomodaron en torno a un escenario chico montado en la intersección de Batlle y Ordóñez con Eusebio Píriz. Lo que en principio parecía una peña más, pronto se convirtió en un círculo vibrante de aplausos y canciones.
Cada artista que subió a escena durante los días del Festival recibió el cálido reconocimiento del público, que se entregó al ritual de la música en su estado más puro. En la foto tomada en la plaza fundacional, Carlos Trucido, cantor de tango de dilatada trayectoria en la capital. Este año, su voz resonó en el escenario mayor, el 'San Pedro del Durazno', y su experiencia fue clave en el Jurado del concurso de solistas y dúos.Mientras la radio AM 960 Radio Yí llevaba la transmisión a los hogares, en la plaza se respiraba el aire de las grandes tradiciones. La música, una vez más, volvía a ser el punto de encuentro.
