
A mediados de febrero de 2025 comenzó a funcionar en Durazno la Residencia Estudiantil gestionada por la Intendencia Departamental. Ubicada en la intersección de las calles Miguel Rubino y Agustín Ferreiro, la casa ha empezado a recibir un promedio de diez estudiantes por semana, provenientes de distintos departamentos del país, quienes pueden alojarse hasta tres noches consecutivas.
El alojamiento incluye una habitación con cama y baño, pero la ropa de cama y los elementos de higiene personal deben ser provistos por los propios usuarios. Se cuenta con heladera, microondas y jarra eléctrica; no está permitido cocinar ni se ofrece servicio de alimentación. El acceso a Internet (Wi-Fi) fue habilitado recientemente.
La edad de los residentes también es diversa. Si bien la mayoría son jóvenes, se han alojado adultos de hasta cincuenta años. “Un hombre de esa edad llegó la semana pasada; pensamos que era profesor, pero era estudiante”, comentó Nikitchuc.
El mecanismo para acceder al servicio requiere cierta planificación. Los interesados deben coordinar a través de su institución educativa, que contacta por correo electrónico a la Intendencia con 48 horas de anticipación. Esto permite prever la disponibilidad y organizar la recepción, especialmente cuando los estudiantes llegan de madrugada.
De este modo, la Residencia responde a una necesidad concreta de quienes eligen Durazno para estudiar o ejercer, garantizando un espacio de acogida modesto pero funcional, que busca acompañar con discreción y eficiencia el movimiento académico y profesional que vive la ciudad.
La obra fue construida desde cero con aportes extrapresupuestales gestionados por la Intendencia de Durazno a través de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP).
La residencia tiene una superficie de 200 metros cuadrados y cuenta con un edificio que incluye seis dormitorios, tres baños (uno con accesibilidad), ducheros, un hall de acceso, y un comedor.