
Junto al Bioparque de Durazno, como cada día de turismo, Marcelo se instala con su carrito de churros, dulzuras al paso y una mirada serena. Es hijo del recordado “Churrero” Castro, aquel hombre que durante años supo recrear, a pulmón y con alma, la gesta del Desembarco de los 33 Orientales en la playa "El Sauzal". Desde el 2022, esa escena que alguna vez convocó escolares, vecinos y curiosos, no vuelve al río Yí. Y este año, tampoco.
Marcelo lo explica con la sencillez que sólo da la verdad: las instituciones están de receso, “no hay nadie”, y sin los escolares, se diluye parte del sentido. Además -confiesa sin culpa- estos días son buenos para el trabajo, para mantenerse firme en la puerta del Bioparque, donde la vida sigue. Así, entre ventas y charlas, optó por dejar pasar otra vez el 19 de Abril, fecha que su padre honraba con devoción patriótica y algo de teatro casero, sin escenario pero con historia.